lunes, 29 de marzo de 2010

Tengo unas respuestas para ustedes

Ahora que vuestra estancia en Japón toca a su comienzo... ¡Shigeru Miyamoto se llama Shigeru aquí y en la china!

Y ahora pasemos a las respuestas aleatoriamente redactadas.

Q1: Hablemos de tu llegada. Llegas al aeropuerto, te dan un librito de "un alien entrando en Japón" y tienes que empezar a buscarte la vida. ¿Cómo te encontraste una vez que te viste ya allí?, ¿cómo te las apañaste en el tema de las gestiones con la universidad, el tema del móvil, internet....?Es más, ¿cómo se pone una lavadora japonesa?

A1: La experiencia de ser un alien en Japón es muy emocionante. Todo empieza cuando pillas el vuelo desde Europa, en el vuelo ya hay una proporción importante de japos, para que te vayas acostumbrando (ya que aquí en Valencia son poco más que una especie mitológica); pero al llegar a Japón, ¡todo el mundo es japonés! Bueno, en Tokyo hay de todo, pero aún así... Además, si enseguida te vas de Tokyo a otro lado, pongamos Hokkaido, o Kochi, entonces sí que ya vas a ver pocos occidentales (en Kochi menos aún). Yo lo que recuerdo que busqué en Haneda fue algún cibercafé (en información pregunté "kuukou ni intaanetto ga arimasu ka?"); había, cómo no, un Yahoo, porque Yahoo lo peta completamente en Japón. Tras un esfuerzo de comunicación con los nativos, pude comprender que tenía que tomar una Coca-Cola o algo para poder navegar. Así me pude comunicar con Supein, ya que llevaba móvil pero... ooooh... no era 3G. Craso error. Yo que creía que bastaba con que fuera cuatribanda, que a estas alturas de la vida ya todo era 3G hasta en España...

Sigo con más cosas aleatorias: también en los aeropuertos de Tokyo me llamaba la atención que todos los japos iban vestidos con su estilo, nadie llevaba puesta cualquier cosa (lo notaba por contraste conmigo y mi colega Carlos, que iríamos con nuestras camisetas y cosas sin gracia especial). Japos y japas iban todos con sus ropitas, sus peinados, sus arreglos... Además muchísimas tías con falda, cosa que no deja llamar la atención, no porque uno se fije sólo en esas cosas, sino porque aquí sencillamente no suelen verse mucho, a menos que sea en ocasiones "de vestir". Después puede que en Kochi no fuera la cosa tan fashion como en Tokyo, pero tampoco eran para nada unos dejados.

¿Qué más os contaría? Es muy emocionante que todo resulte nuevo. Aunque llegué a acostumbrarme un poco y a manejarme mejor a lo largo de los seis meses, nunca dejé de sentir la novedad de estar en otro mundo por completo. La verdad es que aquello me gusta mucho.

Los supermercados: no entiendes lo que pone en los envases (bueno, por suerte hay mucho katakana), y además los productos vienen de forma diferente, o son cosas que no habías visto nunca. Pero también es fácil encontrar cosas que reconoces al principio, y luego poco a poco te manejas aún mejor. Aunque en el caso de Javi, por ejemplo, seguro que para él no tiene ningún misterio desde el principio.

Me gusta que siempre puedas comprar casi cualquier cosa a todas horas, pero eso lo dejaré para la pregunta/respuesta 2. Si algún día llego a ella.

En la universidad me ayudaron mucho de relaciones internacionales y mis tutores Shinya-kun y Dehare-san. Me hicieron las credenciales necesarias, podía acceder a la uni a cualquier hora, tenía mi bici para desplazarme... El carnet de biblioteca de la uni me lo saqué yo (estuve muy orgulloso) cuando me hizo falta.

Al llegar me llevaron a registrarme a las oficinas municipales. Allí me hicieron mi carnet de alien, para llevarlo siempre encima. El banco, ya lo sabéis, el local de la isla, Shikoku Ginkou, con oficinas sólo allí; después por Japón sacaba pasta en los Lawson (uno de mis conbini favorito, y el único que tenía el convenio con mi banco). Recordemos que los cajeros cierran a las 17.00 y los finde, después se puede sacar dinero en los conbini, pero sólo hasta las 21.00; más tarde, imposible, en ningún lugar. Me encantaba mi libreta del banco con dibujos de Tom y Jerry.

Internet teníamos en la residencia, en Hokkaido seguro que no serán menos. Y va rapidito, como tiene que ser. El móvil: uno antiguo (sólo tenía cámara de 3 mega píxeles...) prestado por mi alumno tutor, con contrato el más barato que encontré (aún así no muy barato). Toda la gestión se la debo a Shinya-kun, mi japonés no llega tanto como a todo eso rollo de los contratos formales. Lo del banco también fue con su ayuda. Como sabéis, los sms no existen (bueno, yo podía enviar porque lo tenía activado); allí son siempre e-mails, bastante guay.

¿Y qué decir de las lavadoras? La sala de lavadoras era una vez más muestra del ahorro del espacio, cosa que se ve por todas partes en Japón; y no es que vivan en latas de sardinas, es que siempre aprovechan el espacio y punto. Tres lavadoras compactas con las secadoras colgadas encima de ellas, mejor colocado imposible. Me dijeron cuál era el programa de lavado rápido y eso usé siempre. Compré detergente en polvo del barato, y tiempo después conseguí identificar el suavizante en el super y lo compré también ^_^

Buf, dejémoslo en continuará. ¡A ver cuánto puedo escribir antes de que lleguéis a Nihon! Y a ver cómo se compara con vuestra propia experiencia.

Yo ya os digo, nunca dejé de sentirme en un lugar nuevo, y a pesar de todas las cosas que me resultaban extrañas o que no podía acabar de identificar, nunca me sentí agobiado o con ganas de estar en otro sitio. Nunca. El tiempo en Japón es para disfrutarlo plenamente. Es uan experiencia como no se tiene antes de estar allí.

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